El Tour de Francia ha llevado al hombre y a la máquina a sus límites desde 1903. Pero las cosas han cambiado mucho desde los primeros días del Tour: de ser una atracción principalmente nacional a convertirse en el mayor acontecimiento deportivo anual de varios días de duración del mundo, atrayendo a miles de millones de fans de todo el planeta. En la carretera, las cosas también son muy diferentes: más seguro, más profesional y un poco menos salvaje. Acompáñanos en un viaje por el carril de los recuerdos para saber más.
El primer tour de Francia se celebró en 1903 – con el objetivo de vender más periódicos… Fue creado y patrocinado por el periódico deportivo francés L’Auto, que esperaba que una nueva y ardua carrera de resistencia alrededor del país captara la atención del público y aumentara sus decrecientes cifras de ventas. Estaba en lo cierto. La Carrera fue un éxito y decenas de miles de personas se reunieron en París para presenciar la etapa final – al igual que ocurre hoy en día. Pero muchas otras cosas han cambiado radicalmente desde el primer Tour en 1903.
Los ciclistas del Tour de Francia siempre han estado muy en forma y dedicados a su oficio. Pero en los primeros días de la carrera, los competidores tenían una visión algo más relajada acerca del entrenamiento y la dieta.
El alcohol era un básico para muchos corredores, incluso durante la carrera. El ganador del Tour de Francia de 1903, Maurice Garin, era un fan del vino y el tabaco y le gustaba parar en varios bares a lo largo de la ruta para ‘repostar’. En 1935, prácticamente todo el pelotón se detuvo para tomar una copa con los lugareños.Por supuesto, el ejercicio extenuante requiere que los ciclistas ingieran muchos carbohidratos y calorías, pero en aquella época había poca preocupación por el valor nutricional. En 1904 el ganador del Tour de Francia, Henri Cornet, se inclinaba por una dieta que incluía mucho chocolate, té, champán y arroz con leche.
En comparación, los profesionales de hoy en día dedican casi todos los días a estar en forma y saludables. La temporada ciclista va de febrero a octubre y los equipos preparan todo meticulosamente para asegurarse de que sus corredores alcancen su máximo nivel en el momento adecuado.
La alimentación se gestiona cuidadosamente, mientras que los programas de entrenamiento incluyen desde sesiones de gimnasio a yoga, masajes y estiramientos, así como muchas horas sobre el sillín. Durante el Tour, dependiendo de la dificultad de la etapa, los corredores pueden ingerir hasta 7.000 calorías al día, el triple de lo que queman la mayoría de las personas en un día.
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Las limitadas opciones de viaje hicieron que los primeros días del Tour fueran presenciados principalmente por los locales. Los fans franceses que acudían a ver la carrera habitualmente apoyaban a sus héroes locales. En 1904, varios centenares de aficionados trataron de ayudar a Antoine Fauré arrojando clavos y cristales a la carretera para atacar a sus rivales, provocando que incluso un corredor quedara inconsciente. Los responsables de la carrera tuvieron que disparar al aire con pistolas para calmar la situación.
Hoy en día, los aficionados viajan desde todo el mundo para ver a los mejores ciclistas del planeta. En reconocimiento al atractivo de la carrera en el exterior, el Tour comienza ahora regularmente fuera de Francia. La primera etapa o Grand Départ, se ha celebrado en Italia, Inglaterra, Alemania, Bélgica y Holanda, entre otros países.
Aunque los fans se comportan mejor que en aquellos primeros días, aún pueden acercarse mucho a la acción. Desafortunadamente, los espectadores demasiado eufóricos han ocasionado muchas caídas, especialmente en estrechas carreteras de montaña. Es imposible colocar barreras a lo largo de cientos de kilómetros de carretera cada día, pero el Tour las utiliza ahora para proteger a los corredores de los seguidores que buscan hacerse selfies en el tramo final de cada etapa.
El ciclista francés Maurice Garin, el primer ganador del Tour de Francia, rodó en una bicicleta considerablemente diferente a las que se utilizan en nuestros días (y sin casco). Gracias a un cuadro de acero y llantas de madera, pesaba unos voluminosos 18 kilos, bastante más del doble de lo que pesan actualmente. Las bicicletas no sólo eran pesadas, sino que tenían una sola velocidad, haciendo que las subidas fueran especialmente agotadoras. Para complicar aún más las cosas, los ciclistas corrían solos, sin coches de equipo ni bicicletas de repuesto. Se envolvían en llantas de repuesto y cámaras de aire como si fueran cinturones de munición para estar preparados ante los inevitables pinchazos.
Este año, los corredores afrontarán cada etapa del Tour de Francia con bicicletas de fibra de carbono de última generación que pesan alrededor de 7 kilos. Incluso tendrán la posibilidad de elegir entre diferentes estilos para los distintos tipos de etapas: llano, montaña o contrarreloj. El casco es ahora obligatorio.
Detrás de cada equipo de ciclistas hay un equipo de personal compuesto por un director general, varios directores, mecánicos, un chef, un médico y masajistas. Mientras se desarrolla la carrera, los corredores están en permanente contacto con su equipo a través de radio y tienen acceso a bicicletas de recambio, ropa, comida y bebida en los coches de apoyo.